miércoles, 2 de abril de 2014

EL CANNABIS BUSCA SU ESPACIO LEGAL


  • Estas asociaciones dan cobertura jurídica y asesoran a los usuarios sobre sus propiedades y su correcto uso
  • La ciudad cuenta con dos clubes donde sus integrantes debaten sobre la normalización de la marihuana
  • «Los consumidores acuden al mercado negro y su dinero termina en las mafias»



Del mismo modo que otros clubes sociales cannábicos, La Fabriqueta de Aguardiente nació hace ocho meses de la inquietud de un grupo de amigos interesados en «la normalización y el respeto de los derechos individuales y colectivos de los usuarios del cannabis», asegura Carlos Martínez, portavoz de la asociación. Además de afirmar que la entidad no tiene un carácter lucrativo, recalca que «estamos legalmente constituidos en el Registro Nacional de Asociaciones».

Martínez explica que durante el proceso de fundación «nos hemos puesto en contacto con instituciones como Gobernación y la Policía Nacional para no dar ningún paso en falso y colaborar con ellos en lo que nos pidan». Asimismo, Martínez recuerda que el consumo de marihuana no está especificado como delito.

«Se trata de comenzar a hablar con naturalidad del tema y promover debates, charlas y apoyar el uso terapéutico que tiene esta sustancia natural», apunta Martínez. Además, el portavoz asegura que desde la asociación trabajan por inculcar una formación a sus miembros para hacer «un buen uso del cannabis». Según su punto de vista, «actualmente un consumidor, sea terapéutico o lúdico, tiene que acudir a un mercado negro en el que pagará un dinero que irá directo a las mafias y en el que comprará algo sobre lo que desconoce su composición y tratamiento».

Sobre el reglamento de la asociación, Martínez asegura que han realizado un arduo trabajo puesto que han estudiado bien los estatutos de otras entidades similares. Actualmente hay otra asociación de este tipo en la ciudad, Eclectia, que lleva algo más de dos años funcionando.
Así, cada socio que participe de la asociación y quiera tener acceso al cannabis, tendrá su propio ejemplar en un cultivo cerrado dentro de la propia asociación, que estará vigilado por las cámaras instaladas en la zona de cultivo. «Con esto nos aseguramos de que cada planta sea tratada por su propietario y no sea manipulada o adulterada durante el proceso», asegura Martínez.

Un funcionamiento interno que pasa por tener un estricto control a la hora de retirar las sumidades floridas, comúnmente conocidas como cogollos. Según explica el presidente de la asociación, Carlos Vicente Martínez, «tenemos un registro de salida en el que cada miembro deberá firmar cada vez que sustraiga material de La Fabriqueta». Un método mediante el que aseguran una cobertura legal una vez que los asociados se dispongan a desplazarse con una cantidad para consumo propio hasta sus casas durante un periodo de tiempo concreto.

Seguridad

Los fundadores de la asociación son conscientes del riesgo que conlleva la tenencia en su sede de tan preciada sustancia. Es por eso que, según el presidente, «vamos a instalar un sistema de vigilancia que nos permitirá saber qué pasa en cada momento en la zona de cultivo y en el interior de la asociación en general».

Asimismo, asegura Martínez, «estamos estudiando la posibilidad de que la policía tenga acceso en todo momento de las imágenes a través de la empresa de seguridad con la que trabajemos». Se trata, según explican, de tomar medidas que garanticen a las instituciones que en ningún momento la mercancía sea derivada al mercado negro.

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