La planta de Cannabis es muy resistente, crece rápido y sobrevive a temperaturas extremas, heladas, inundaciones, diluvios y sobre todo a persecuciones mediáticas.
Pocas enfermedades causan un impacto notorio en su crecimiento, tanto insectos como otros animales normalmente tienen poca incidencia en el peso final de la cosecha una vez que la planta supera exsitosamente sus primeras semanas de vida.
El objetivo de todo cultivador, no es la simple subsistencia de la planta, sino que crezca llena de salud, potencia y madurez en sus buds y colas.
Cada semilla contiene cierto potencial de crecimiento, tamaño promedio y potencia. Dadas las mejores condiciones de medio ambiente, una semilla con gran genética y potencial ideal, pudiera llegar a crecer más de seis metros en seis meses y otorgar casi tres kilos de yerba en exteriores. En interiores, no existen tanto espacio ni luces capaces de sostener semejante mamut.
En consecuencia, cada cannabicultor intenta crecer plantas saludables y con gran potencia que generalmente miden alrededor de un metro o metro y medio, con pesos a menudo diez veces menor al de una gigantesca planta crecida a pleno sol.
La planta de marihuana es anual. En exteriores, comienza germinando en primavera y a medida que transcurre esta estación y se adentra en el verano va creciendo muy rápida y vigorosamente en tamaño. Con la llegada del otoño e invierno donde los días se acortan, las flores comienzan a florecer y todo lo que queda son las semillas, que con el tibio clima de la primavera de la siguiente estación, comienza nuevamente su ciclo.
El primer par de hojas que aparecen en el embrión dentro de la semilla es redondeado. La aparición del segundo par, marca el comienzo de la etapa post-germinativa. Ese segundo par se diferencia del primero por su forma aserruchada en los bordes además de ser ligeramente más largos. Este primer par de hojas aserruchadas normalmente presenta una sola banda. Con la llegada del siguiente par, cada hoja es más larga y con más bandas por hoja, siendo el segundo par de tres bandas. Así se mantiene este patrón de crecimiento hasta llegar generalmente a hojas de entre nueve a once bandas. En sativas mexicanas, colombianas o nigerianas crecidas anualmente a sol pleno, estas hojas pueden medir cerca de 50cm y presentar 21 bandas.
Esta etapa post-germinativa es donde las pequeñas plantitas son más susceptibles de contraer enfermedades, insectos o muerte súbita. Hasta que no sobrepasan el mes, o mes y medio, hay que cuidarlas y controlarlas más que nunca. La ansiedad en esta primera etapa provoca los mayores desmanes en cultivadores inexpertos e impacientes. Regar en abundancia y sobrefertilizar es el error más frecuente entre novatos. El exceso de calor que provoca la disrupción química interior de estos pequeños plantines es el resultado, a menudo, de aplicar demasiada intensidad lumínica en plantas que no necesitan hornearse en un solarium, sino mantenerse prudentemente a una distancia adecuada con respecto a estos soles artificiales.
Pasado con éxito esta etapa, las plantas comienzan a crecer a ritmos vertiginosos entrando en la etapa media de vida o etapa vegetativa. Durante la misma, desarrollan su distintiva forma gracias al crecimiento sistemático de ramas. Es momento de brindarle a las plantas toda la luz disponible para su exuberante desarrollo explosivo. También es momento de abundante Nitrógeno para posibilitar ese desarrollo sin detenerlo o retrasarlo. Con el comienzo de la producción de cannabinoides para repelér naturalmente insectos, la planta cada vez va generando más defensas y anticuerpos que la hacen menos vulnerable.
Después de algunas semanas, aquellos pares de hojas que eran opuestos comienzan a formarse en posición escalonada junto al top o extremo superior del tallo, señal de que la planta comienza a prepararse para su maduración sexual.
La planta de Cannabis es DIOECIA, lo que significa que las flores de las hembras (pistiladas) y de los machos (estaminadas) aparecen en plantas hembra y a otras en plantas macho.
a veces, plantas con flores estaminadas (macho) y flores pistiladas (hembra) se desarrollan en una misma planta convirtiéndolas en Hermafroditas.
Durante la etapa de pre-florecimiento, la que abarca generalmente las dos semanas previas al florecimiento, la planta calma su frenético ritmo de crecimiento entrando en transición, reservando fuerzas para comenzar la producción de flores.
En esta etapa de pre-florecimiento, todo cultivador de interiores debería reconocer a partir de las preflores, el sexo de cada planta de manera inequívoca si es que cultiva hembras sinsemilla.
Una vez que la planta comienza a florecer, toda su energía se vuelca en la producción de las flores, los machos se estiran para asegurar de esta forma la polinización de las hembras, estas a su vez preñadas, se dedican a fabricar semillas asegurando la reproducción de su especie.
Fuente sacada de: Alberto Huergo - Sativa Cultivo Interior
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